Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Cuando Moisés le dijo a Jehová: ¿qué nombre le diré al pueblo cuando me preguntaren el nombre del Dios de sus padres?, él Señor le dijo: YO SOY EL QUE SOY.
Al decir el Señor Jesús YO SOY, revela su naturaleza de Dios. En este pasaje podemos notar tres cosas: camino (hacia la salvación), verdad (la cual nos hace libres, y vida (por una eternidad).
El camino hacia el Padre, lo abre solo Jesucristo, con la muerte del Señor Jesús, “el velo del templo se rasgó por la mitad” (Lucas 23:45), este representaba la puerta de entrada al lugar santísimo. Cristo es ahora el camino para poder ir delante de la presencia de Dios y obtener salvación.
La verdad puede ser entendida como aquello que nos libera, pero, ¿de qué nos libera? Del yugo del pecado. El Señor Jesús es la comunicación de Dios a nosotros, por eso, al final del verso dice: “nadie viene al Padre sino por mí”. Esto es una verdad que la misma Palabra de Dios respalda al decir: “porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
Adán tuvo el privilegio de hablar directamente con Dios, pero cuando Adán y Eva pecaron, se perdió ese privilegio. Con la muerte del Señor Jesús, todo cambio y ese privilegio queda totalmente restablecido. Al ser nuestro Señor Jesús el camino, inmediatamente se constituye en la puerta, en aquel sacrificio mediante el cual pasamos de muerte a vida. Él es nuestro único camino hacia la salvación y una eternidad con el Padre Celestial.