Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Bienaventurado quiere decir: Gozoso, alegre, feliz, dichoso.
Cuando eres pobre en espíritu, no te enfocas en ti mismo, sino en glorificar a Dios. Te enfocas en Cristo.
2 Corintios 3:18 dice que los creyentes: “miramos a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espirítu del Señor”. Cuando eres pobre en espíritu quieres ser como Cristo.
Cuando eres pobre en espíritu adoras y agradeces a Dios. Estas lleno de alabanza y agradecimiento por la maravillosa gracia de Dios, la cual sobreabunda en ti a través de Cristo. “Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Efesios 1:6).
Cuando eres pobre en espíritu pasas más tiempo en oración, constantemente estas en la presencia de Dios buscando su fortaleza.
Si esto no caracteriza tu vida, entonces debes buscar el perdón de Dios y comenzar a vivir como su hijo.