Santiago 3:6-8 “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua esta puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”.
Hay una epidemia letal actualmente que se propaga con mucha rapidez. Es la epidemia de la lengua.
La biblia nos advierte una y otra vez acerca de este pecado. En proverbios 11:9 dice: “el hipócrita con la boca daña a su prójimo”. Nosotros tenemos poder para dañar a las personas. Proverbios 12:18 dice: “hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada”. Proverbios 15:4 “La lengua apacible es árbol de vida; más la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu”. Nosotros podemos quebrantar el espíritu de una persona con nuestras palabras.
¡Que instrumento tan poderoso es la lengua y cuánto daño se puede hacer con la lengua cuando esta no tiene control!
Efesios 4:29 nos dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca; sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
Si eres creyente, si tu corazón ha sido transformado por el poder del evangelio, debes domar todas tus palabras para que no puedan dañar a nadie. Una de las evidencias que revelan la transformación del corazón en la vida de una persona, es que su boca está siendo convertida en un instrumento de bendición.