Santiago 4:17 “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.
Una de las formas que tiene el creyente de conocer la voluntad de Dios es leyendo su Palabra. Pues ella es un manual de vida, que contiene todo lo que necesitas para saber cómo vivir; pero no solo es importarte saberlo, sino ponerlo en práctica, obedeciendo lo que Dios ha mandado.
En 2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Muchas veces sabiendo como debes andar, omites las palabras de Dios. Es muy importante estudiar la Palabra y obedecerla. Mira lo que dice Josué 1:8 “Nunca se apartara de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito”. Este consejo que un día Moisés dio a Josué es la clave del éxito.
La Palabra esta para ponerla en práctica, y no ser tomada como mero conocimiento. Cuando tú haces lo que es correcto ante los ojos de Dios, entonces estas dando fruto, de otra forma estas en contra de Dios.
Como hijo de Dios ya no hay pretextos para no caminar en santidad, pues tenemos su Palabra y como siervo de Dios bebes obedecerla. En Romanos 12 se nos dan una serie de mandatos, y en el versículo 21 termina diciendo: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Hoy te exhorto a que vivas la Palabra, a que Cristo sea reflejado en ti, y que puedas ser guiado por su Espíritu.