Santiago 1:2 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”.
Un creyente debe enfrentar las pruebas con una actitud de gozo; Pareciera extraño, porque esa no es la actitud que mostramos cuando estamos pasando por aflicciones.
Esa palabra “tened” es un imperativo, una orden. Esta instrucción no va dirigida a los sentimientos, es un compromiso consciente de confiar que Dios está en medio de la prueba y por eso podemos tener gozo. Un cristiano verdadero puede responder con gozo en medio del sufrimiento y la razón de que puede es porque el Espíritu Santo que mora en él le da la capacidad para responder en obediencia.
Pablo en Filipenses exhorta a los creyentes a tener gozo, a regocijarse siempre en el Señor (Filipenses 4:4). Y en Filipenses 4:11 Pablo nos dice: “no lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. Este era el testimonio de Pablo: “yo he aprendido. Sé vivir humildemente, y se tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”.
Ese es el gozo al cual se refiere Pablo. Cuando él escribió esta epístola él se encontraba encadenado en Roma, era prisionero y sin embargo él había aprendido cualquiera que fuera su situación de tener gozo y estar contento en medio de eso.
No es algo inmediato ni automático en su vida, él había aprendido, había cultivado esa actitud de gozo a través de diversas pruebas. En 2 Corintios 12 él hablaba de un aguijón en su carne, él estaba sufriendo y le pidió tres veces al Señor que se lo quitara y el Señor le dijo: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9) Y la reacción de Pablo fue dejar de pedir que Dios le quitara ese aguijón y someterse a la prueba y dijo: “de buena gana me gloriare más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Estamos tan acostumbrados a pensar de una manera no bíblica y cuando enfrentamos pruebas pensamos de una manera natural y nos inclinamos a seguir lo que sentimos en lugar de pensar bíblicamente. Las pruebas duelen y son difíciles de sobrellevar pero son necesarias por eso el Señor las envía. La prueba siempre tiene un efecto purificador y Dios nos disciplina para nuestro bien, para ser partícipes de su santidad.
Cuando pasamos por pruebas somos mucho más sensibles a Dios, a nuestra vida de oración, es más seria y más comprometida. En Hechos 14:22 Pablo iba fortaleciendo los ánimos de los creyentes exhortándolos a que perseveraran en la fe diciendo: “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.
Así que la próxima vez que estés pasando por situaciones difíciles y adversas: “tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”, sabiendo que nuestro Dios es soberano y tiene todo bajo su control.