Proverbios 15:4 “La lengua apacible es árbol de vida; más la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu”.
Si somos sabios, las palabras que hablemos pueden ministrar gracia, ayuda y salud. Incluso esas palabras podrán alegrar un corazón abatido (Proverbios 12:25). Palabras como esas pueden levantar el ánimo, pueden ser sanadoras.
En proverbios 16:24 nos dice: “panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos”. Nota aquí la relación que existe entre el cuerpo y el alma, entre nuestra condición física y nuestra condición espiritual; por eso dice que las palabras dulces pueden ministrar bendición y salud física y espiritual a los demás.
Una persona sabia es aquella que teme a Dios y sus palabras se ven limitadas en lo que dicen, no dejan escapar todo lo que les viene a la mente. Proverbios 10:14 dice: “los sabios guardan la sabiduría, más la boca del necio es calamidad cercana”.
Nuestras lenguas pueden ser una gran bendición, puedes hablar palabra de aliento y de bendición a la vida de otras personas.
Tu lengua refleja la condición de tu corazón, las palabras que tú hables son un espejo, un reflejo de tu corazón; recuerda “que de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Debes ser cuidadoso (a) al hablar, ya que nuestras palabras tienen poder.