Juan 4:6-7 “Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber”.
Todos sabemos que el agua es vital para nuestras vidas, pero en esta historia Jesús quería que esa mujer se diera cuenta que su alma necesitaba agua viva.
Esta mujer tenía sed físicamente, pero también tenía una sed mucho más profunda que su sed física. Al igual que todos nosotros tenemos sed y en formas más profundas que ni siquiera imaginamos. En el versículo 10 Jesús le dijo: “si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva”.
Jesús le está ofreciendo un regalo, pero él quería que ella se lo pidiera. Jesús sabe que hay algo que nosotros necesitamos que es aún más importante que nuestras necesidades físicas. El mundo te ofrece alivio temporal para tus problemas, pero Jesús te ofrece alivio permanente.
Cuando tú bebes del agua que el mundo ofrece, tú tienes que volver y buscar más, pues no es duradera. Pero cuando tu bebes del agua que Jesús ofrece, él te dice: “que no volverás a tener sed jamás” (Juan 4:14).
El problema es que has tratado de satisfacer tu sed en los lugares equivocados. En Jeremías 2:13 dice: ”porque dos males ha hecho mi pueblo; me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para mi cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
Nosotros tratamos de buscar cosas pensando que nos van hacer felices, pero eso solo es por un corto tiempo. Muchos tratan de buscar la plenitud emocional en la aceptación de los demás, otros, tratan de satisfacer sus deseos a través de las compras, de la comida. Tratas de enmascarar ese dolor.
Todas estas cosas no pueden llenar las necesidades más profundas de tu corazón, siempre tendrás que ir a buscar en esas cosas temporales que se van desvaneciendo. Pero Dios ha provisto para tu corazón sediento un solo pozo que satisface esa sed: Jesucristo.
Cuando tú vienes a él, tú encuentras perdón para tu culpa, libertad de la esclavitud, sanidad para las emociones dañadas, plenitud de gozo, plenitud en tu vida. Hoy te invito a mirar a Jesús para satisfacer tus necesidades más profundas, cultiva un apetito por él, y mientras más bebas de él, más él te va a satisfacer.