Juan 8:31-32 “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en el: si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
¿Cuántas veces te has visto a ti mismo escuchando y creyendo solo las cosas que te convienen? El mundo actúa de esa manera, cuando escuchan que Dios aborrece ese pecado que aman, ese estilo de vida que viven, o esas palabras que dicen, simplemente cierran su corazón a las verdades de la escritura y crean sus propias verdades. Si quieres ser verdaderamente libre, el primer paso es creerle a Dios.
La esclavitud al pecado y la mentira se contrapone con el conocimiento de la verdad de la palabra que nos hace libres. Todos nacemos esclavos del pecado y todos necesitamos la libertad que solo Dios nos puede dar en Cristo. Dios en su misericordia y en su gracia es el único que nos provee esa libertad. Este pasaje nos invita a examinarnos a ver si estamos en la fe. Esa libertad comienza con el nuevo nacimiento pero va avanzando todos los días de nuestra vida, es un estilo de vida.
Tu puedes creer muchas cosas y no tener una fe verdadera, en mateo dice: “no todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Tú puedes creer algo pero nos ser de Cristo. La fe verdadera no es solo conocer mentalmente la verdad; los fariseos y los escribas conocían la biblia más que nadie en su época y sin embargo el Señor les dice: “generación de víboras”, porque ellos no tenían una fe salvadora. Es necesario creer y confiar en Cristo, rendirle nuestras vidas y llamarle Señor y Salvador.
Necesita haber evidencias en ti para saber que realmente eres del Señor. Juan 14:15 dice: “si me amáis, guardad mis mandamientos”, no es escucharla solamente, es amarla y obedecerla. Es que esa palabra, more, habite en tu corazón.
En Josué 1:8 Dios le dijo a Josué: “nunca se apartara de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él”. Esta palabra es nuestra vida, es la que nos ilumina, nos nutre, sacia nuestra sed. No importa que vengan todos esos expertos a traer esa ola de conocimientos, nosotros debemos permanecer en su palabra y eso es una evidencia de que estamos en el camino hacia la verdadera libertad, que somos sus discípulos.
Cuando el Señor estaba frente a Pilato él le dice: “yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad, todo el que es de la verdad escucha mi voz” (Juan 18:37). Pilato tuvo delante de él la verdad en persona y no lo reconoció, que eso no sea lo que se diga de ti en este día.
En Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, si tú has permanecido en la verdad, tú lo has conocido de manera personal. Si permaneces en la verdad, esa palabra te revelara a Cristo, la belleza de su persona, su vida perfecta, su hermosura, todo lo que él es. Y nosotros tenemos el privilegio de tomar su libro en nuestras manos y conocer de manera personal a Cristo. Cuando son abiertos tus ojos y conoces el evangelio, tienes un estilo de vida donde día tras día vas derribando todas esas mentiras de satanás y vas llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo; porque como dice Juan 8:36 “si el Hijo nos libertare, seréis verdaderamente libres”.
El Señor ha dejado su palabra, si permanecemos y creemos lo conoceremos de una manera íntima y seremos verdaderamente libres. ¿Te estas alimentando de la palabra de Dios todos los días? Si no estás leyendo y estudiando constantemente las verdades que Dios nos dejó en la escritura poco a poco te iras adaptando a las mentiras que el mundo te ofrece.