Santiago 1:2-3 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
Hay muchas personas no cristianos que llegan a enfrentar las adversidades con gran dignidad, y con una resignación que realmente sorprende. Estas personas saben que no pueden cambiar las cosas, que la vida debe continuar a pesar de todo, y por eso se resignan ante el mal. Pero el cristiano no actúa con simple resignación; el no solo es capaz de refrenar sus quejas en la tribulación; sino que es capaz de gozarse en ella.
El creyente se goza en medio de la adversidad porque cree en un Dios soberano que dispone todas las cosas para el bien de aquellos que le aman. Noten lo que Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Todo verdadero creyente sabe que Dios dispone todas las cosas para perfeccionarnos, para hacernos cada vez más semejantes a nuestro Señor Jesucristo. Es por eso que Santiago dice: “hermanos, considerar las pruebas como una causa suprema de gozo; no por las pruebas en sí, sino por el fruto que las pruebas dan”. Estas pruebas producen paciencia y un carácter aprobado y maduro.
Así que, mientras una persona sin Cristo es capaz de permanecer más o menos tranquilo en medio del dolor; el cristiano llega más lejos y percibe el amor de Dios, percibe su mano obrando en medio de la adversidad.