Salmos 46:1 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
Nuestro Dios, no nos ha prometido una vida sin dificultades o sin problemas; lo que él está prometiendo en este salmo es que él es nuestro amparo y fortaleza en medio de la tribulación. No solamente él nos rodea con un muro de protección de tal manera que nada nos toca, a menos que él lo decrete para su gloria y para nuestro bien. Sino que al mismo tiempo él nos da la fortaleza de carácter que nosotros necesitamos para tener contentamiento en medio de la prueba, para seguir formando el carácter de Cristo en nuestro interior.
Nota que el salmista no nos dice aquí que Dios es un amparo entre muchos o una fortaleza entre muchas, no. Nuestro Dios es el único amparo seguro del creyente, y él es el único refugio del creyente por tres razones:
Primera: porque nuestro Dios es inmutable, en Hebreos 13: 8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Nuestro Dios no cambia. Nosotros podemos leer este salmo cientos de años después de haber sido escrito, y podemos leer todavía que nuestro Dios es nuestro amparo y fortaleza.
Segunda: Porque solo nuestro Dios es todopoderoso. Génesis 1:1 dice: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra”. El mismo Dios que creo el universo, el mismo Dios que lo sostiene con el poder de su palabra, ese Dios es nuestro amparo y fortaleza. El gobierna desde las estrellas y galaxias más gigantescas, hasta los virus más minúsculos y pequeños como el “coronavirus”.
Tercera: Porque solo él permanece a nuestro lado en todo momento y en toda circunstancia. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
¿Qué debemos hacer teniendo un Dios como nuestro Dios? No temer. Nota lo que dice el salmista en el versículo 2: “aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza, no temeré”. Esto que el salmista está diciendo aquí, es para que nosotros nos apropiemos de estas palabras y decidamos como el salmista no temer. Decidamos confiar en ese Dios de las Escrituras que es Inmutable, Todopoderoso y que siempre está presente en la vida de los suyos.