Mateo 6:9 “Vosotros, pues, orareis así: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre”.
Para muchas personas el Padre nuestro es una especie de llave maestra que abre las puertas de los cielos. Basta con recitar esta oración palabra por palabra y muchas cosas extraordinarias podrían comenzar a suceder.
En el contexto de este versículo, el Señor advierte a sus discípulos que deben cuidarse de orar así; en Mateo 6:7 les dice: “Y orando no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”. Hermanos, nuestras oraciones no cambian el decreto de Dios, Efesios 1:11 dice: “que él hace todas las cosas según el designio de su voluntad”.
Esta oración es exclusiva de los verdaderos hijos de Dios. Esta oración comienza invocando la paternidad de Dios, así que, solo los que son hijos de Dios pueden orar así. Gálatas 4.4 dice: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiesen a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”. Aquel que no ha sido adoptado en la familia de Dios no tiene el Espíritu de Dios y tampoco tiene derecho a decir: “Padre nuestro que estas en los cielos”.
Cuando te acerques a Dios en oración, lo primero que debes recordar es quien es él y cuál es tu relación con él. Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¿Es Dios tu padre que está en los cielos?