Iglesia Cristiana Hashem

Iglesia Cristiana Hashem

«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Todo se trata de Dios

Romanos 11:36 “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amen”.

La vida cristiana, la iglesia, y nuestra fe, no tratan sobre nosotros, tratan sobre Dios, sobre su plan, su reino y su gloria. Esta es la razón de porque las primeras palabras de la Biblia pudieran ser las más importantes “En el principio Dios…” (Génesis 1:1).

Estas palabras cambian todo, desde la forma como piensas sobre tu identidad, tu significado y tu propósito, hasta la forma como afrontas las tareas más insignificantes de la vida. Todo lo creado fue hecho por Dios y para Dios. Todas las glorias del mundo creado fueron diseñadas para apuntar a su gloria; y el universo es suyo, diseñado para funcionar de acuerdo a su propósito y plan, y eso te incluye a ti y a mí.

No fuimos hechos para vivir vidas independientes y auto dirigidas, no fuimos creados para existir de acuerdo a nuestros pequeños planes egoístas, viviendo para nosotros y nuestros momentos propios de gloria. Fuimos creados para vivir para él en cada aspecto de nuestra existencia. En 1 Corintios 10:31 Pablo dice: “si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

Cuando Pablo piensa en el llamado para vivir para la gloria de Dios, no piensa primero en los momentos más espectaculares y espirituales de la vida. Las tareas más insignificantes de la vida deben ser moldeadas y dirigidas por un deseo profundo de la gloria de Dios.

Admitamos que no hay nada que sea menos natural para nosotros que vivir para la gloria de Dios. Admitir esto no conduce a la desesperanza, sino a la esperanza. Dios sabía que como pecadores nosotros jamás podríamos vivir de esta manera, así que envió a su Hijo, para vivir la vida perfecta que no podíamos vivir, a morir en nuestro lugar y a resucitar al tercer día, conquistando el pecado y la muerte.

Hizo esto, no solo para que fuéramos perdonados, sino para que tuviéramos toda la gracia necesaria para vivir para su gloria. Cuando admitimos nuestra necesidad de ayuda, Dios nos conecta con el rescate que ya ha provisto en su Hijo Jesús.