Mateo 25:16-18 “Y el que había recibido cinco talentos fue y negocio con ellos, y gano otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, gano también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor”.
Dios nos ha dado diferentes capacidades y privilegios, nos ha colocado en posiciones diferentes, para que donde estemos, allí podamos ser de influencia. Puede que tú tengas en tus manos más talento que otros, o menos talento que otros; pero todos somos responsables de servir a Dios por lo que hacemos en nuestras vidas.
Tú tienes solo una vida y debes vivirla para darle gloria a Dios. Eclesiastés 9:10 dice: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, a donde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”. Usa las fuerzas que tú tienes ahora, y sirve a Dios con ellas. No desperdicies tu vida, este es el tiempo para trabajar.
Vivamos vidas orientadas por Dios y por su evangelio, vivamos vidas que muestren que nuestro honor es el Señor, que se evidencie que nosotros no estamos desperdiciando nuestras vidas. Colosenses 3:23 nos exhorta a que “todo lo hagamos hacedlo como para el Señor y no para los hombres”. Mateo 6:36 dice “que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Cómo estás viviendo tu vida? ¿Qué es lo que te mueve?
Los dos primeros siervos fueron muy diligentes y enseguida pusieron el dinero a producir, pero el tercero no. El problema no estaba en lo que le dieron al tercero, ni en la cantidad que le dieron; sino, con lo que él hizo con lo que dieron. Este siervo no tenia en realidad el interés de servir a su Señor, el talento que se le había entregado se había convertido un problema para él, porque el ahora no podía hacer lo que él quería. Nosotros tenemos la responsabilidad de ser buenos administradores para Dios; Sirve a Dios con lo que tú tienes. ¿Tienes talento? Úsalo para la gloria de Dios. ¿Tienes salud? Úsala para la gloria de Dios. ¿Te dio Dios larga vida? Úsala para su gloria.
Muchos se quedan esperando alcanzar ciertas posiciones, ciertos estatus económicos para entonces dedicarse a servir a Dios y eso es un grave error. Sirve a Dios con lo que tú tienes, pues él te va a pedir cuentas.
Dios quiere que tomemos riegos para su gloria para que multiplique lo que nos ha dado. La vida es algo que Dios pone en nuestras manos como un recurso para administrarlo para su gloria, no habrá otra vida, usa la que tienes.