Filipenses 2:3 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a el mismo”.
Existe todo un modo de pensar que vemos en los libros, canciones y anuncios publicitarios acerca de los derechos que tenemos, y este mensaje está en todas partes. Lo podemos ver en el comportamiento de los que nos rodean, en rivalidad entre hermanos insistiendo en sus derechos: “son mis cosas, a mi manera, es mi tiempo, y es mi programa de televisión”.
Estamos muy adoctrinados desde el nacimiento a creer que tenemos derecho a ciertas comodidades, derecho a tener un matrimonio feliz, a tener hijos sanos, a sentirnos bien. Toda esta manera de pensar de los derechos, en hacer las cosas “a mi manera”, es contraria al Espíritu de Cristo “que se humillo así mismo, que tomo la forma de siervo y dio su vida por nosotros” (Filipenses 2:7-8).
Podemos ver este increíble retrato del corazón de Cristo en este pasaje de Filipenses, y si queremos saber qué es lo que significa ser verdaderos seguidores de Cristo, tenemos que mirar lo que Cristo es y luego pedirle a Dios por su gracia, y en el poder de su Espíritu Santo que nos transforme a su semejanza y a su imagen.
El versículo 3 dice: “nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad”. “Humildad”, esa es la palabra clave. Significa que debemos considerar a otros en humildad como más importantes que nosotros mismos.
Hoy en nuestros días, se habla mucho acerca de la auto estima, pero la Palabra de Dios nos llama a estimar a los demás como superiores a nosotros mismos. Va contra la corriente de cómo pensamos de manera natural. El v4 dice: “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por los de otros”. De manera natural velamos por nuestros intereses, no por los de los demás, sobre todo si se encuentran en contra de nuestros propios intereses; pero Pablo dice que consideremos a los demás como más importantes que a nosotros.
Esta es la manifestación exterior de un corazón humilde y que afecta todo lo relacionado en cómo nos vemos a nosotros mismos y a nuestros intereses; y en como vemos a los demás y a sus intereses. Afecta la forma en como tratamos a los demás cuando sus intereses chocan con los nuestros. Pablo continua diciendo que esto no es una forma típica de pensar o de vivir.
Como creyentes, esto es lo que hace que nos destaquemos sobre el resto del mundo, de la cultura. Eso es lo que refleja el corazón de Cristo. Cuando tenemos un corazón humilde; cuando ponemos los intereses de Cristo y el bienestar futuro de los demás por encima del nuestro.