2 Pedro 1:5-6 “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad”.
En el proceso para la piedad no hay atajos, la forma en cómo se da este proceso comienza con la fe y sobre esta se construye la virtud, luego el conocimiento, el dominio propio, luego la perseverancia y después fluye la piedad.
Pero, ¿Qué es la piedad? Es agradar a Dios en cada área de nuestras vidas. Y esto afectara la forma en cómo vivimos, en como hablamos, en nuestras prioridades. Una persona piadosa es una persona que ha orientado toda su vida en cuanto a Cristo, como nos muestra el Salmos 16:8 que dice: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido”, es una vida centrada en Dios.
Hay una palabra en latín que es: “Coram Deo”. “Coram” en latín es cara, y “Deo”, Dios. Es una frase que significa: “de cara a Dios”. Cuando tú vives la vida “Coram Deo”, estás viviendo tu vida delante del rostro de Dios.
Como creyentes, debemos vivir toda nuestra vida delante de la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, y para el honor y la gloria de Dios; de eso se trata la vida cristiana. Esta descripción es muy diferente de lo que muy a menudo vemos en como muchos cristianos están viviendo. Pareciera que sus vidas están divididas en segmentos: la vida cristiana, la vida de trabajo, la vida familiar, y su vida personal.
La piedad significa que no hay categorías, es vivir “toda la vida” como lo dice 1 Corintios 10:31 “Si pues, coméis o bebéis. O hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
En 1 Timoteo 4:7 Pablo le dice a Timoteo “ejercítate para la piedad”. Esa palabra “ejercítate”, se traduce como entrenarse, de ahí se obtiene la palabra gimnasio. Esto significa seguir adelante, perseverar, no ir solo una vez, implica ir una y otra vez.
Muchas veces no queremos hacer el esfuerzo para obtener el resultado final, es por eso que muchos permanecen espiritualmente débiles, no desarrollan los músculos espirituales, porque la piedad requiere diligencia constante; es un entrenamiento espiritual, serio, intencional y continúo.
Cuando tienes algún tiempo libre es momento de tomar una decisión, decisiones que te lleven a colocar la mente y el corazón a aquellas cosas que te empujan hacia la piedad. El ejercicio físico tiene algunos beneficios, pero solo en lo que respecta al cuerpo físico y es solo para el aquí y el ahora. Pero el ejercicio para la piedad promete beneficios y no solo para el cuerpo, sino también para tu alma, tu mente, tus emociones. Será de provecho en cada área de tu vida y no solo en esta vida, sino también para toda la eternidad. ¡A esto somos llamados!