Hechos 28:5-6 “Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios”.
El capítulo 28 del libro de los Hechos, narra la historia de cuando el apóstol Pablo iba camino a Roma porque debía comparecer ante el César. En su viaje, una gran tormenta se levanta y la embarcación en la que iban sufre un percance, por lo cual terminan en la isla de Malta.
Quizá en tu transcurrir de la vida, también te has encontrado con tormentas que amenazan tu propósito, tormentas que se levantan en contra de tu llamado; pero es justo en ese momento cuando debes recordar lo que dice la Palabra de Dios en Romanos 8:28: “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Dios tiene un plan contigo y todo lo irá acomodando de tal manera que sea para tu beneficio, entonces, ¿por qué te atemorizas? Así como la tripulación de la nave y los habitantes de la isla esperaban que Pablo muriera, muchos a tu alrededor también esperan que caigas, que mueras en el intento o quizá que desfallezcas. En Números 23:19 nos dice: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta…”
“Dios cumple lo que promete”, así que no te angusties, si Dios te envío es porque “él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará, no temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8).
Si Dios te ha encargado una misión especial, quiere decir que siempre tendrá cuidado de ti, “porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad” (Salmos 94:14).