Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

¿Qué pide Dios de ti?

Deuteronomio 10:12-13  “Ahora, pues, Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos para que tengas prosperidad?”

En estos versos podemos aprender cinco cosas que pide Dios de cada uno de sus hijos.

En Proverbios 1:7 el rey Salomón dice: “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Ese temor es algo más bien reverente, temor a no fallarle. Cuando el ser humano carece de ese temor sencillamente puede actuar desmedidamente e hiriendo a sus semejantes. Mas cuando hay temor existe justicia y el creyente actúa de forma correcta.

Debemos andar en sus caminos, es como ir en auto en el asiento del piloto con los ojos vendados sin espejos retrovisores y permitiendo que él sea tu guía. Salmos 17:5 dice, “sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pasos no resbalen”, eso quiere decir que cuando vas por las sendas que él te muestra, irás seguro a tu destino final. No en vano el Señor Jesús dijo: Yo soy el camino (Juan 14:6).

Debemos amar a Dios. En Marcos 12:30 dice el Señor Jesús: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Ese amor que describe la Palabra es un amor que no acepta un segundo lugar. Amar al Señor es complacerle siempre en todo, darle el lugar número en todo siempre.

Debemos servir a Dios.  Nuestros talentos nos fueron entregados para servir y bendecir a otros. ¿Sabes qué respuesta recibirán aquellos cuyos talentos no los están usando para la gloria del Señor? La respuesta está en Mateo 25:26: Siervo malo y negligente. Y, ¿por qué negligente? Pues hizo caso omiso a la voz de Su Señor e hizo lo contrario.

Como último punto, debemos guardar sus mandamientos. Guardar sus mandamientos, implica ponerlos por obra, es decir que si no tienen aplicabilidad en lo cotidiano, entonces de nada sirve conocerlos. De nada sirve saber que recibiste perdón, pero te cuesta perdonar. De nada sirve saber que amarás a tu prójimo cuando le tratas como si fuera tu peor enemigo. De nada sirve conocer lo que la Palabra dice cuando tus actos van en contra de lo que predicas.