Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Alejados del pecado

1 Juan 5:18 “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.

La Palabra de Dios es muy clara al decir que “quien nace de Dios no practica el pecado”, Tal vez haya una “piedra de tropiezo” que no te está dejando avanzar. No sé cuál sea esa circunstancia que te hace pecar y alejarte de la presencia del Dios, pero hay dos cosas que puedes hacer:

Uno, tomar una decisión radical que te lleve a no pecar más, y número dos, pedirle a Dios que te dé las fuerzas necesarias para vencer el pecado que te aleja de él.

Él está contigo en todo momento y en todo tiempo. Somos nosotros quienes ante la tentación decidimos si vencerla o acceder a ella. Santiago 1:14-15 dice: “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte“. No pienses que Dios tienta, porque esa no es su naturaleza, esto hay que tenerlo presente. Pero sí debemos saber que el Padre estará pendiente si le fallamos. Cuando la Biblia habla de dominio propio hace referencia a dos cosas: uno, a no practicar lo malo porque sé que es malo, y dos, a morir a mi viejo hombre. Hoy es un buen día para empezar a ejercer ese regalo del Espíritu Santo que se llama dominio propio, el cual usa el creyente para resistir la tentación de volver a lo que el mundo ofrece, es decir hacer lo que la carne quiere. Dominio propio es demostrar el fruto del Espíritu en vez de hacer las obras de la carne (Gálatas 5:19-23). Sí hay maneras de vencer el pecado y una de ellas es permanecer en comunión constante con el Señor. Toma una decisión radical y entrega tus cargas al Señor y como dice la Biblia, “Él aumentará mis fuerzas como búfalo” (Salmos 92: 10).