Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Obediencia

 1 Samuel 15:23-24 “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la Palabra de Jehová, Él también te ha desechado para que no seas rey. Entonces Saúl dijo a Samuel: yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado”.

Saúl fue elegido y ungido por Dios como el primer rey del pueblo de Israel, pero por su desobediencia y haber escuchado la voz del hombre fue desechado por el Señor.

Al ser humano le interesara más lo que los demás piensan de él, y eso nos enorgullece, damos cabida al orgullo en el corazón. Y dice la Biblia en el Salmos 138: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos”.

Desechar o desobedecer la Palabra de Dios traerá graves consecuencias para el creyente. A Saúl le fue dicho que destruyera a Amalec y todo lo que tenía, mas él le perdonó la vida y tomó anatema junto con su ejército y se quedaron con lo que debían haber destruido. Aun cuando no nos guste, si Dios nos ordena algo, simplemente debemos hacerlo, pues es su voluntad. Además, los planes de Dios para el hombre siempre son de bien. Desechar la Palabra de Dios es un acto de rebelión, y la rebelión es pecado.

Agradar al hombre y no a Dios es otro de los errores que cometió Saúl, pues él le tuvo temor al pueblo y no a hacer la voluntad de Dios y, por ello, consintió a sus voces y a lo que decían. Todo creyente debe entender que solamente es necesario agradar a Dios, sin importar cuán difícil sea lo que Dios demande, un buen creyente simplemente obedece su voz.

El apóstol Pedro en Hechos 5:29 nos enseña que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.

Quizá al principio no logremos entender el propósito de las cosas de Dios, pero de seguro sí lo entenderemos después. Dice su Palabra en Jeremías 29:11 que,” Él conoce los planes que tiene para nosotros, planes de bienestar y no de calamidad”. Cédele a Dios el control, y descansa en él.