Joel 3:10 “Diga el débil, fuerte soy”.
Muchas veces nos dejamos distraer fácilmente y empezamos a alejarnos de la presencia de Dios del mismo modo, evitando el cumplimiento del propósito por el cual fuimos llamados. Y con el pasar del tiempo experimentamos el enfriamiento espiritual en nuestras vidas, pero en ese estado de vulnerabilidad y de debilidad es cuando debemos recordar lo que la Palabra de Dios nos enseña: “y que el débil diga: ¡Yo soy fuerte!” (Joel 3:10).
Si estás pasando por uno de esos momentos, quiero decirte que solo en la Palabra de Dios hallarás la fuente de ánimo necesaria para continuar. Cuando experimentamos desánimo, la Palabra nos dice: “Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos” (Salmos 138:8). El salmista le recuerda a Dios sus planes para con él, sabiendo que estos se cumplirán y dice algo muy importante: “Tu amor por mí no cambia”. Uno de los atributos de Dios es la inmutabilidad, esto quiere decir que nuestro Dios no cambia.
Malaquías 3:6 dice, “Porque yo Jehová no cambio”, esto es lo mejor que tenemos para agarrarnos de sus promesas, Dios cumplirá y esa circunstancia por la que estás pasando hoy servirá para que su propósito se cumpla, porque la Biblia nos enseña en Romanos 8:28 que: “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
No hay nada en el mundo que pueda detener el propósito de Dios. Todos estamos expuestos a este tipo de experiencias, pero lo que mejor puedes hacer es recordar lo que dice la Palabra, “separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Nada podemos hacer sin él, pero si permanecemos en él seremos más que vencedores. No seas obstáculo de tu propio llamado, permite a Dios cumplir su propósito en ti.