Juan 3:16 “Porque tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
¿Cuál ha sido el mejor regalo que hayas recibido? Quizá para algunos fue un carro a control remoto, una muñeca que habla, un castillo, una pista o a lo mejor un viaje a otro país. Sin embargo, cuando conocemos al Señor Jesús, nuestro pensamiento cambia y sabemos que él es y siempre será nuestro mejor regalo. Lucas 2:11 nos recuerda que ese regalo nació en Belén y que él es el Mesías.
No hay nada que puedas hacer que reemplace el sacrificio que Dios hizo al entregar a su único Hijo. Tampoco habrá alguien que aun sabiendo cuán pecadores somos todos sea capaz de entregarse para redimir a los demás y así lograr que sus pecados sean perdonados. Cuando vemos cuánta maldad hay en el mundo, lo pensamos dos veces porque realmente nadie haría tal sacrificio ni entregaría a su hijo para tal fin.
Pero Dios siempre nos recuerda en su Palabra que “el amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos” (Juan 15:13) y así es el amor, tiene que ser demostrativo no solo con palabras, sino también con acciones contundentes.
Nuestro mejor regalo es reconocer a Aquel que dio su vida por nosotros sin pensarlo dos veces y en una obediencia extrema para que pudiéramos tener vida eterna. Nuestro mejor regalo es y será el reconocimiento de ese sacrificio que tuvo que hacer, el precio que tuvo que pagar. Desafortunadamente, todavía hay muchos que desaprovechan este regalo y prefieren entregarse a sus propios deseos carnales.
¿Qué mejor regalo que tener vida eterna? ¿Qué mejor regalo que tus pecados sean perdonados? ¿Qué mejor regalo que vivir una eternidad al lado de quien se sacrificó por ti? Reflexionemos y pensemos en lo verdaderamente importante, enfoquémonos en las cosas que realmente interesan para ver todo desde otra perspectiva, una en la que podamos entender que nuestro mejor regalo es y siempre será Jesús, el Mesías.