Mateo 16:26 “Porque ¿qué aprovechara al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”.
No hay nada más triste que el afán de acumular riquezas en este mundo. Si no tuvieras a Cristo en tu corazón vivirías una vida sin propósito, pensando que el dinero lo es todo. Pero cuando estas con Dios, vienen como resultado tres cosas:
Primeramente la bendición, está siempre será una consecuencia de la obediencia a Dios y de escuchar su voz y hacer lo que te pida (Deuteronomio 28:1). Ser bendecido por Dios es como lo expresa Job 1:10: “el trabajo de tus manos, Dios bendecirá”, es una garantía.
Otra consecuencia de estar caminando con el Señor en obediencia es la provisión. Cuando en pueblo de Israel estuvo en el desierto, Dios les proveyó el mana del cielo (Éxodo 16:15). Cuando Dios está contigo, tu preocupación número uno no debería ser la provisión, sino la comunión con Dios. Así que si estas atravesando por el desierto en este momento, tienes la excusa perfecta para aumentar tu comunión con Dios, porque de lo demás él se encargara.
Finalmente, otra consecuencia de caminar con Dios es la protección, y esta también es importante. Aunque todas son resultado de la obediencia, la protección es el cerco que Dios forma a tu alrededor para guardarte en todo momento. La Palabra de Dios nos enseña en Salmos 91:11 “pues a sus ángeles mandara acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”. ¿De que te sirve tener todo el dinero del mundo, si te faltara la bendición y la protección de Dios? Solo Dios es el único que puede lograr darle un propósito a tu vida.