Génesis 37:23-24 “Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua”.
Los hermanos de José lo echaron en un pozo, donde él no tenía las posibilidades de salir de ahí, pues era un pozo profundo. Ellos estaban celosos de José porque era el consentido de su padre y solo a él le había hecho una túnica de colores.
Un pozo, es ese sentimiento que tenemos cuando las cosas no van bien y piensas que ya no puedes más, ya no puedes salir de ese problema, las deudas te están ahogando, ya no hay cura para tu enfermedad; estas en un pozo donde ya no tienes fuerzas para salir adelante. Pero el pozo no es el final de la historia, el pozo es solamente una herramienta que Dios utiliza cuando tiene que prepararte para tu futuro. Dios tiene un plan para tu vida, pero hay cosas que tiene que trabajar en ti, en tu vida.
A veces, tú mismo cavas tu propio pozo o a veces tú mismo te avientas al pozo. La Biblia dice en Juan 16:33 “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Si tú quieres cumplir el propósito y el destino de Dios para tu vida, tú tienes que luchar para salir del pozo. Muchos mueren en el pozo, pierden su vida y entran a una depresión profunda y no salen de ahí, porque no saben cómo. Sin embargo, a la luz de la Biblia, Dios nos enseña cómo salir del pozo.
1. Necesitas saber que te llevó a caer en el pozo. Génesis 37:2 dice que José informaba a su padre la mala fama de sus hermanos; José fue lanzado al pozo por “chismoso”. Nunca asumimos nuestra responsabilidad, siempre le echamos la culpa a los demás. La túnica de José era un mensaje para los hermanos, era como decir que era especial. Dios uso esa circunstancia para cumplir su plan. En el pozo ya no hay privilegios, ya no eres especial, estas desnudo. Dios tenía un propósito para José, pero primero tenía que prepararlo.
2. Necesitas No escuchar las mentiras del pozo. Salmos 40:4 “Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza”. Cuando tu caes en un pozo, te sientes indefenso; pero si no crees en las mentiras de la situación, serás bienaventurado. Tienes que rechazar esas mentiras con el poder de la Palabra de Dios, declarando sus promesas.
3. Necesitas encontrar el propósito del pozo. Salmos 142:5 “Clamé a ti oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes”. Cuando estas en el pozo, no hay tiempo para jugar, es el momento de postrarte y clamar a Dios; humíllate ante él, despójate de tu orgullo, de tu soberbia de creer que tú puedes solo, reconoce que él es Dios (Salmos 34:18).
No importa el pozo donde tú estés, Dios es suficientemente grande para sacarte de ahí. Aunque los médicos te hayan dicho que no hay solución para tu enfermedad, Dios dice: “No hay nada imposible para mi” (Lucas 1:37), Si tu humildemente reconoces que no puedes salir de ahí por tu propio esfuerzo y estás dispuesto a clamar a Dios (Salmos 40).