Hoy continuamos con nuestra segunda parte de la reflexión.
Como arma número tres debemos Interceder. El diccionario define la palabra interceder como: hablar en favor de alguien para conseguirle un bien o librarlo de un mal. Cuando intercedes por alguien hablas en favor de esa persona, la Biblia dice: “exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:1-4). A la luz de la Palabra de Dios, todos estamos llamados a interceder los unos por los otros.
No importa el tamaño de tu problema, consulta a Dios y él te dará la estrategia que necesitas para vencer, no importa cuántos se levanten en tu contra, él te dará la victoria y los entregará en tus manos. “Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios” (2 Corintios 10: 4-5).