1 Pedro 1:16 “Porque escrito esta: sed santos, porque yo soy santo”
Muchas veces nosotros olvidamos que fuimos creados a su imagen y nuestro propósito desde el principio era representarle en la tierra. Con la caída de Adán y Eva, la humanidad perdió su pureza y entonces cada uno de nosotros fuimos concebidos y nacimos en pecado, dándonos una naturaleza pecaminosa. Por eso Pablo nos dice en Romanos 3:10-12 “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
El pecado produjo una separación con Dios, desde Génesis 3 vemos que él nos ha buscado y él se acercó a nosotros a través de Cristo. Por gracia y a pesar de nuestro pecado él nos busca, nos redime, el regenera nuestra mente, nos da un corazón nuevo y puso un espíritu nuevo dentro de nosotros.
Este mandato a ser santos no es para frustrarnos, sino para disminuir la separación que existía entre Dios Santo y los pecadores.
Pero para llegar a ser santo hay un proceso de renovación de nuestra mente que necesita ocurrir. Cada uno de nosotros venimos a Cristo con una cosmovisión pagana y debemos aprender a pensar bíblicamente, por eso pablo nos dice en Efesios 4:22-24: “despojaos del viejo hombre que esta viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Para poder llegar a pensar de una manera santa, Romanos 12.2 nos dice: “transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Todo lo que somos y todo lo que tenemos, todo pertenece a Dios y cada aspecto de nuestra vida debe ser dirigida y motivada por Dios.
En 1 Pedro 1:14-15 nos dice: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os llamo es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. Es un estilo de vida, “porque somos hechura suya creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras las cuales él preparo de antemano para que anduviéremos en ellas” (Efesios 2:10).