Iglesia Cristiana Hashem

Iglesia Cristiana Hashem

«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Clamor a Dios

Jueces 4:3 “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquel tenia novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años”.

No hay un sonido más dulce en el cielo que cuando Dios escucha a sus hijos clamar a él diciendo: ¡Señor te necesito, ayúdame!

El pueblo de Israel otra vez volvió a hacer lo malo delante del Señor (Jueces 4:1), y en el v2, vemos que el Señor entrego al pueblo de Israel al ejército de Canaán, fue un tiempo terrible, un tiempo de desesperación; es entonces cuando el Señor manda opresión, esclavitud y disciplina. La disciplina hizo que el pueblo de Israel clamara a Dios por ayuda.

Los hijos de Israel clamaron al Señor porque el capitán del ejército llamado Sísara los había oprimido por veinte años duramente. Dios ejerció una disciplina intensa, todo esto fue obra de Dios y fue entonces cuando finalmente clamaron a Dios por ayuda; antes de llegar a este punto llegaron a sufrir intensa presión por un periodo prolongado de veinte años.

Este hecho demuestra la increíble longanimidad y paciencia del corazón de Dios, que por veinte años Dios espero a que su pueblo reaccionará. Como padres, tal vez has visto a tus hijos vagar por la tierra en pecado y tu corazón se entristece, algunos han esperado años a que un hijo regrese al Señor. Y tal vez pienses: ¡pero porque no se da cuenta! Harías lo que fuera por rescatarlos y liberarlos pero no puedes porque no han pedido ayuda, no están quebrantados.

La disciplina y el castigo de Dios tienen la intención de hacernos más humildes llevarnos a morir a nosotros mismos y hacernos reconocer la necesidad que tenemos de él.

Solo el Señor sabe exactamente lo que se necesita y el tiempo necesario para obtener la atención de tus seres queridos que viven en desobediencia, así que deja a Dios trabajar, no trates de intervenir en la disciplina de ese hijo, amigo, o de tu pareja; porque Dios está trabajando. Tienen que llegar al punto donde hayan agotado todos sus recursos para darse cuenta de que nada los podrá sacar de esto, ni un consejero, ni un terapeuta, ni libros, ni su trabajo, ni el alcohol, ni los antidepresivos; no hay nada que ellos puedan hacer o a dónde ir; sino solo acudir al Señor.

¿Has llegado al punto donde estás dispuesto a decir: Señor ayúdame, mi pecado me trajo hasta aquí, necesito tu gracia, necesito tu misericordia, necesito tu perdón?

¿Qué necesitas para que te vuelvas al Señor y clames a él por ayuda?  Que puedas decir como el salmista: “Alzare mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:1-2). Cuando los hijos de Dios claman a él por misericordia con un corazón arrepentido y con un corazón quebrantado, Dios derrama gracia al humilde. Es una de las vías de Dios, así que si estás luchando contra su castigo no te resistas a la disciplina, ríndete, solo reconoce que has pecado y solo di: Señor, te necesito, estoy dispuesto(a) a que hagas lo que sea necesario para recibir tu perdón y ser renovado.