Colosenses 2:10 “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.
La iglesia de Colosas estaba siendo infiltrada por falsas enseñanzas que eran contrarias a Cristo y no solamente que eran contrarias a Cristo, sino que estaban tratando de infiltrar en ellos tradiciones y doctrinas de hombres y todo completamente apartado de Cristo y de su supremacía.
A raíz de esto, Pablo quiere que ellos puedan ser llenos del conocimiento de Dios y les deja claras dos cosas. Primero él les dice: “que toda la plenitud de la deidad esta en Cristo” (Colosenses 2:9), por lo tanto, ellos están completos, ellos no necesitaban de nadie más, ellos no necesitaban de otras ideas, de otras enseñanzas, porque toda esa plenitud esta está en Jesús y esa plenitud que está en Jesús es esa misma que a nosotros nos llena y nos completa. Nosotros en Cristo hemos sido crucificados y hemos resucitado con él (Gálatas 2:20), y eso hace que nosotros podamos estar plenos y completos en Jesús.
¿Qué ideas o falsas enseñanzas has estado escuchando que te han apartado de encontrar plenitud en Cristo? Si tú puedes identificarla yo te invito a que tú la lleves y la rindas delante del Señor y reconozcas que esa plenitud tú solamente la vas a encontrar en Jesús.
Si nosotros hemos sido crucificados con Cristo y hemos resucitado en él, entonces el pecado ya no tiene dominio sobre nuestras vidas y hemos sido hechos nuevas creaturas. El pecado no define lo que somos, el pecado no tiene poder sobre nosotros, el pecado no es lo que me da identidad, sino la obra de Cristo en mí. Y esa obra nos ha hecho completos.
Quizás ahora tu estas en alguna lucha con algún pecado en particular y tu sientes que este pecado está ganando la batalla, pero recuerda la obra de Cristo que te ha dado plenitud, que te ha libertado del poder del pecado, ese pecado ya no te domina, ya no es tu amo. Tu amo es otro, y ese otro es Cristo Jesús.
A veces nos pasa que sabemos que hemos sido hechos nuevas creaturas, sabemos que el pecado no tiene poder sobre nosotros, pero a veces se nos olvida y vivimos como si nosotros no hubiésemos nacido de nuevo.
Para poder cambiar de manera externa tiene que ocurrir un cambio interno primero, y ese poder para poder vencer los apetitos de la carne solamente se encuentran en Jesús. Y Cristo por su obra nos ha dado esa libertad bajo la cual nosotros podemos vivir una vida apartada del pecado. Cristo en su plenitud nos ha llenado, nos ha libertado del poder del pecado, y tú y yo podemos correr a él, llenarnos de él. Y en la medida que nuestra mente y nuestro corazón van siendo transformados, entonces nuestro caminar va siendo cambiado por él.
El llamado es a recordar que la plenitud de Cristo y su obra en nosotros es lo que define lo que somos y que solamente en él estamos completos, y que solamente en él nosotros podemos vivir vidas que no estén bajo el dominio y el poder de la carne.