Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Cualidades de un discípulo de Cristo

Job 1:1 “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”.

La primera cualidad que se menciona en este verso es la palabra: perfecto”. La palabra a la que hace referencia el adjetivo “perfecto” en hebreo es téleios, que significa maduro o plenamente desarrollado. Esto quiere decir que, un discípulo de Cristo debe alcanzar una madurez espiritual tal que le permita comprender los propósitos de Dios para su vida. Un discípulo de Cristo debe crecer espiritualmente, está llamado a hacerlo. Hebreos 5:14 nos enseña que “el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. Perfecto hace referencia a la integridad moral de la persona.

La segunda cualidad es “recto”, esta palabra denota rectitud de palabra, de pensamiento y de acción. Eclesiastés 5:4 exhorta al pueblo de Dios a cumplir lo que promete, esa es una característica de una persona recta, cumple todo aquello que promete. En hebreo yashar es la palabra más cercana a este “recto” en español y denota algo muy peculiar: hacer lo que es recto delante de Jehová, lo cual nos lleva a Éxodo 15:26, que dice: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos…“. Ser recto tiene que ver con agradar a Dios antes que los hombres haciendo solo lo que a él le agrada.

La tercera cualidad que debe tener un discípulo de Cristo es “temeroso de Dios”. Proverbios 1:7 dice que, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. El temor no hace referencia a tenerle miedo a Dios por lo que él representa, ese temor es más un temor reverente, un temor por fallarle, es lograr agradarle con cada acto que hagamos. Así que puedes darte cuenta que cada una de estas cualidades está estrechamente relacionada con la otra. Si me falta el temor de Dios, entonces no podré hacer lo recto delante de él y tampoco alcanzaré la madurez espiritual para crecer en el Señor.

Por último, nuestra cuarta cualidad es “apartado del pecado”. Si eres recto, si tienes esa cualidad, entonces como resultado eres una persona apartada del pecado. La Palabra es clara en Mateo 6:24 al decir que “ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro”.  Cuando hay temor, el creyente se aparta del pecado, y esa es la eterna batalla que el discípulo tiene: hacer lo que le dice su viejo hombre o lo que el Espíritu quiere que haga.