Proverbios 12:18 “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; más la lengua de los sabios es medicina”.
Nuestras palabras tienen el poder de herir o de sanar; Este pequeño miembro puede ser el más poderoso de nuestro cuerpo, de hecho, la biblia dice que si podemos controlar la lengua, podemos controlar todo nuestro cuerpo (Santiago 3:2).
Las palabras que hablamos no tienen que ser muchas, incluso, hay veces que lo que decimos ni siquiera lo pensamos, quizás no teníamos ninguna intención de hacer daño, pero esa palabras pueden realmente hasta quitar la vida, o destruirla; Proverbios 18:21 dice que: “la vida y la muerte están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”.
Las palabras que hablamos sin pensar tienen consecuencias. Esas palabras que son como espada, son palabras que no se piensan, que dejamos escapar, tal vez por la presión del momento. Las palabras y el comportamiento de los malvados son palabras de engaño, de violencia y calumnia
Proverbios 26:28 nos dice: “La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, y la boca lisonjera hace resbalar”. Las personas que calumnian y dicen mentiras son personas llenas de odio y ellas destruyen las vidas y la reputación de los demás; también, adulan a otros y lo hacen con el fin de manipular, de obtener ventaja sobre si mismos egoístamente, pero lo que hacen es dejar ruinas y escombros esparcidos a su paso.
Se han visto hogares destruidos, o personas devastadas por palabras que no han sido controladas. En el lugar de trabajo, los chismes, los malos informes, el criticar. Nuestros espíritus críticos, nuestras bocas chismosas, nuestras quejas, murmuraciones, palabras airadas, palabras vanas son como ese fosforo que cae en el bosque y provoca un incendio gigantesco.
Todo esto ocurre cuando no cuidamos nuestro hablar y lo que el Señor nos manda a hacer es a confesarlo delante de Dios y arrepentirnos. Debemos ser humildes y asumir nuestra responsabilidad. A medida que Dios te muestre estas cosas en tu corazón tómalas enserio y permanece dispuesto a ir ante el Señor para decirle: ¡Señor límpiame!
Excelente Reflexion!