Mateo 6:25-26 “Por tanto os digo: no os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”.
Si existe el universo y existimos nosotros tiene que existir un creador que no solo creara la materia sino que le diera forma y luego infundiera vida en esa materia. Diremos pues como el salmista: ”él nos hizo y no a nosotros mismos” (Salmos 100:3).
Dios es el creador de la vida, que con el poder de su Palabra engendro todo lo que nuestros ojos ven. Si el hizo lo más complicado, ¿cómo no sería capaz de hacer lo más sencillo?
En Romanos 8:32 dice: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Muchas personas se pasan la vida cargados de ansiedad, asfixiados por la preocupación porque no meditan en estas cosas. Dios espera que los creyentes interpretemos todas las cosas que nuestros ojos ven bajo la perspectiva teológica, como hizo el salmista en el Salmos 8:3-4 “cuando veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?”. El salmista está diciendo: “tus cielos me humillan Señor y me llevan a pensar en tu grandeza”.
Es así como debemos interpretar todo lo que nos rodea, pero vivimos tan inquietos por tantas cosas que no tenemos tiempo para pensar. El apóstol Pablo en Filipenses 4:6 nos dice: “por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios”.
Nada se logra estando ansioso, excepto perturbar la mente y el corazón de modo que no puedas pensar con claridad. Cuando vez una flor puedes ver la mano de Dios, del Dios que la vistió, y si así es, entonces ¿porque estas ansioso?, tu vales más que una flor. La vida de un ser humano es mucho más valiosa delante de Dios que una flor y Dios viste las flores.
Hermano (a), la próxima vez que la ansiedad comience a abrirse paso en tu corazón piensa en esto: ¿qué lograre con ponerme ansioso? ¿Es de alguna utilidad que me angustie?
Si permites que el afán y la ansiedad se adueñen de tu corazón estarás pecando contra el Señor, pues el pecado es la infracción de la ley y esto es una orden, un mandato de Dios.
Amén