Daniel 1:3-4 “Y dijo el rey de Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quien no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos”.
Nabucodonosor tenía un criterio de selección. El selecciono a un grupo de jóvenes para cambiarles su manera de pensar, sus gustos, sus ideas, y convertirlos en babilonios. Se dice que probablemente Daniel tenía entre 14 y 15 años de edad cuando fue reclutado. Una edad en la que aún puede ser moldeada o influenciada una persona.
Lo que Nabucodonosor quiso hacer con estos jóvenes, es exactamente lo que el mundo quiere hacer con nuestros hijos. El mundo quiere que ellos piensen, actúen y sientan conforme a los patrones y estándares del mundo y no el de Dios. Si no los cuidamos de las influencias de este mundo vamos a perder a nuestros hijos.
Ya no hay que ir a Babilonia. Vivimos en una época donde los medios masivos de comunicación se han encargado de meter a Babilonia en nuestras casas. Hoy muchos padres parecen estar en Babilonia y no darse cuenta lo que el diablo está haciendo con sus hijos. Les permiten que se expongan a todo tipo de música, de películas, de programas de televisión, como si eso no fuera hacer ningún efecto en ellos.
Santiago 1:27 nos dice: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. Y Santiago 4:4 dice: “¡Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.
Debes estar atento hermano, porque el enemigo de tu alma es muy astuto y sabe perfectamente lo que quiere lograr. Él quiere que pienses, actúes y sientas como el mudo actúa, piensa y siente. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Si dejas a tus hijos en el palacio de Nabucodonosor vas a tener un babilonio y no un ciudadano del reino de Dios. Querido hermano, que Dios te dé el coraje para criar a tus hijos para Dios.