Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Dios es mi luz y mi salvación

Salmos 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”.

Este Salmos con solo leerlo nos hace recordar quien es Dios, y  David conocía a su Dios. Hay muchas razones que te rodean y que pueden infundirte temor.

El conocimiento de Dios te lleva como resultado a no temer. Si notas, en el versículo se repite la palabra “mí” en cada una de las expresiones: mi luz, mi salvación, mi vida. Hay un conocimiento de Dios que no es general, sino personal. Y puedes entonces decir: Yo he caminado con este Dios de tal manera que me ha mostrado lo que él es.

El primer paso para conocer a Dios, no es conocerlo como el Dios de la creación, es conocerlo como tu Dios, en una relación personal. Si lo conoces así, entonces tienes en tu memoria situaciones donde puedes decir: “Él es mi luz”. Dios en su naturaleza es luz.

Lo primero que hace el temor es oscurecer el entendimiento, la mente, y no sabes qué decisión tomar. Y Dios quiere convertirse en esa luz; pero es imposible desconectado de él y de su Palabra. La biblia dice en 1 Juan 1:5 “Dios es luz y en él no hay tinieblas”. Por tanto debes recordar que Dios está dispuesto a alumbrarte en medio de las tinieblas y el temor.

En Juan 8:12 Jesús nos dice: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no anduviera en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Por otro lado el nombre de Jesús, Yeshúa en arameo significa: Salvador. Y la palabra salvación se usa para rescate, y Dios era eso para David y él lo decía de una forma muy especial en el Salmos 62:1 “En Dios solamente esta acallada mi alma; de él viene mi salvación”.

Dios a veces en su soberanía por querer mostrarnos que lo material no es suficiente nos elimina todos esos recursos hasta el punto de decir: no tengo nada Dios, solo tú y Tú me bastas. ¡Qué gran Dios! que te lleva a ese momento y poder decir como el salmista: “De ti viene mi salvación y de nadie más”.

David continúa diciendo: “él es la fortaleza de mi vida”, y no está hablando de fortalecernos musculosamente, sino de ese muro que cubría la ciudad para protegerla de los enemigos. Dios es el que protege tu vida por eso no debes temer. Salmos 18:2 dice: “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en el confiare; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio”. Es esta fortaleza imaginaria de Dios que te protege de lo malo y que te lleva a confiar.