Jueces 4:4-5 “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetiza, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entré Ramá y Betel, en el monte de Efrain; y los hijos de Israel subían a ella a juicio”.
Dios frecuentemente escoge y usa para alcanzar sus propósitos a los instrumentos que menos esperamos. Dios por lo general no escoge para cumplir sus propósitos a aquellos que piensas que pudieran estar sumamente calificados para el trabajo, el elige a personas que piensan que están absolutamente descalificados, y en muchos casos así es; y a consecuencia de esto Dios recibe la gloria por el resultado, y vemos esto en la vida de Débora.
En este caso, Dios, antes que nada uso a soldados de a pie contra el ejército cananeo. Los cananeos tenían 900 carros de hierro (Jueces 4:3) y sin embrago Dios dijo: “yo no necesito carros para vencer carros, solo necesito hombre dispuestos, disponibles, cuyos corazones hayan sido tocados que estén dispuestos a hacer la tarea voluntariamente, y Dios uso a estos soldados de a pie.
También uso a dos mujeres: Débora y Jael. En esos días y en esa época, el hecho de que la mujer jugara un papel principal, era extremadamente inusual e impensable.
En 1 Corintios 1:26-29 dice: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios; para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.
Debemos vivir con un sentido constante de nuestra propia debilidad y de la insuficiencia que tenemos para hacer lo que Dios nos ha mandado. Debemos rendirnos al Señor y depender de él. Porque si cumplimos con el llamado de Dios para nuestras vidas, no será porque seamos muy espirituales, o porque tengamos más dones que otros. Sera porque Dios escogió a alguien necio, débil, despreciable y humilde para ser usado por él.
Y cuando Dios te usa, ya sea como esposo(a), como papá, mamá, en tu lugar de trabajo, en tu iglesia o en tu familia; Dios te usa como un instrumento para tocar, para compartir, para cambiar vidas. ¿Estás listo(a) para ser usado por Dios como una herramienta perfectamente diseñada para llevar a cabo su plan?