Salmos 1:1-2 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová esta su delicia, y en su ley medita de día y de noche”.
La palabra ley puede referirse de manera específica a los mandamientos de Dios; también se usa en el antiguo testamento para referirse a la totalidad de las escrituras. Noten que este hombre bienaventurado del salmo 1 no se limita a leer la Palabra de Dios, sino que el salmista dice que se deleita en ella.
Él puede identificarse perfectamente con las palabras del salmo 119:97 que dicen: “¡Oh cuanto amo yo tu ley! todo el día es ella mi meditación”, o el v72 “mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata”, o el v103 “¡cuán dulces son a mi paladar tus palabras! más que la miel a mi boca”.
Podemos notar que no es un mero interés académico el que estas personas tienen por la Biblia, se trata más bien del deleite de contemplar en sus páginas la gloria del Dios trino, sus obras, sus atributos, el deleite de encontrarse con Cristo el Dios encarnado. Es el deleite de saber que toda la sabiduría que necesitamos para conducirnos en este mundo de tal manera que Dios sea glorificado y nosotros bendecidos; Todo se encuentra en este precioso libro.
Es saber que todas las promesas de Dios en su palabra son fieles y verdaderas. Es por eso que para este hombre no es una carga meditar en esa Palabra de día y de noche. Este hombre lee regularmente las escrituras, estudia la Biblia, la memoriza, sabe que eso debe ser una prioridad en su vida, que nunca puede estar tan ocupado, como para descuidar este alimento vital que su alma necesita.
Querido hermano(a), hoy quiero que recuerdes las palabras de Pedro que dicen: “desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para la salvación si es que habéis gustado la benignidad del Señor” (1 Pedro 2:2-3). Hoy quiero que te examines y te contestes si, ¿es la lectura de la Biblia una prioridad para ti? ¿Es un deleite leerla y meditar en ella? ¿Apartas un tiempo para leer las escrituras cada día? Y subrayo esa frase “cada día”, no como una carga, sino como un deleite, sabiendo que en sus páginas te encontraras con la gloria de Cristo revelada en los evangelios, para que viendo su gloria puedas ser transformado de gloria en gloria en su misma imagen por el poder de su Espíritu.