Santiago 1:26 “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”.
Uno de los indicadores más confiables de la verdadera espiritualidad es: la lengua. Santiago nos está diciendo que la realidad espiritual del corazón queda al descubierto por nuestra forma de hablar. No es por nuestras actividades religiosas, o por nuestra doctrina. Los fariseos tenían buena doctrina, pero, ¿Qué les dice Cristo en Mateo 12:33-34? “O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce al árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
El hombre o la mujer, cuyos corazones han sido transformados por el poder del evangelio, deben mostrarlo a través de un hablar transformado. Tu hablar debe revelar el evangelio, debe hacer evidente a todo el que está a tu alrededor que tú eres distinto.
Si le das un “chance” al pecado, tomara tus labios y hará mucho mal. Pablo en Efesios 4:29 nos da un mandato: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
Hermano, pídele al Señor que refrene tu lengua, que te de dominio propio, que te ayude a pensar antes de hablar. Que llene tu corazón de gracia, para que esa gracia fluya a través de tus labios.