2 Timoteo 1:9 “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.
Todos los seres humanos son egocéntricos y egoístas, pues eso es lo que causa el pecado en el hombre; pero nos redime para que vivamos para algo más grande que nosotros mismos y ese algo es él.
El propósito de la vida del hombre sobre la tierra es glorificar a Dios y gozar de él por siempre. Toda nuestra vida debe ser vivida para la gloria de nuestro Dios. No es lo mismo cumplir mi deber laboral que usar mi trabajo para la gloria de Dios; eso le da un sentido y un color a cada una de las facetas de nuestra vida. Vivir con sentido y para el sentido más excelso es vivir esa vida que vale la pena que es vivirla para Dios, y cuando yo pongo todas las áreas de mi vida bajo el control de Dios y a la disposición de Dios, entonces yo vivo para lo que realmente vale la pena.
Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”. Para yo tener un propósito en la vida, debo tener primero vida en Dios y en Jesucristo.
En Eclesiastés el rey Salomón plantea cual es el propósito de la vida, él se dedicó a estudiar y al final él dice: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés 1:2). El descubrió que a pesar de todo lo que había tratado de hacer, de saber y de disfrutar, al final de cuentas él se había encontrado en un correr tras el viento, una vida que iba de frustración en frustración. “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13).
La solución está en la persona de Cristo que vino a redimir al hombre de sus pecados, a reconciliarlo con Dios y a permitir que nosotros podamos vivir a la luz de su verdadero propósito de nuestra existencia. La vida sin Dios es un correr tras el viento; Cristo es el regalo de Dios para el hombre, para yo no vivir en ese egocentrismo. 2 Corintios 5:14 “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucito por ellos”. Filipenses 1.21: “porque para mí el vivir es Cristo”, Pablo tuvo muchos propósitos interesantes por lo cual vivir, pero él dice: “pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como perdida” (Filipenses 3:7). Para él el vivir era Cristo y el morir ganancia. Si en nuestra vida el propósito es Cristo nuestra muerte vendrá a llevarnos a la culminación de ese propósito por el cual vivimos.