Romanos 4:25 “el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”.
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo no es una leyenda mítica, es el acontecimiento más grande que haya ocurrido en la historia de la humanidad.
El Señor fue entregado por nuestras transgresiones, pero fue resucitado para nuestra justificación, nuestra deuda fue saldada completamente.
Podemos vivir con la esperanza, porque es por la resurrección de Jesús que sabemos con toda certeza que algún día este cuerpo en estado de humillación será transformado. Mira lo que dice Filipenses 3:21: “el cual transformara el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”. Y así estaremos siempre con nuestro Señor adorando y contemplando su gloria.
La esperanza que tenemos en nuestro Señor traspasara el lumbral de la muerte; porque la tumba que no pudo retenerlo a él, tampoco podrá retener a todos aquellos que estamos unidos a él por la fe. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” (1Corintios 15:55).
El Señor nos advirtió que “en el mundo tendremos aflicción”; pero también sabemos que “los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18). Mientras tanto proclamemos sin cansancio el glorioso mensaje del evangelio.