Génesis 3:8 “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”.
Cuando Dios creo al hombre lo hizo con el propósito de que pudiera estar siempre en su presencia. Dios le dio acceso sin restricción a Adán para que pudiera hablar con él en cualquier momento.
Estando en la presencia de Dios no hay nada más que puedas necesitar, pero, ¿qué sucede cuando sales de su presencia? Lo primero que debes saber es que vendrán consecuencias desfavorables a tu vida.
Cuando Adán y Eva pecaron, su desobediencia trajo maldición y muerte, y fueron desterrados de la presencia de Dios, como lo relata Génesis 3:23: “Y lo saco Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado”. Y estando fuera de esa hermosa presencia de Dios, fue cuando el hombre se dio cuenta que para obtener lo que necesitaba debía trabajar duro y ganarlo con el sudor de su frente.
Así mismo cuando le fallas al Señor y te apartas de su presencia, debes trabajar duro para volver a establecer ese contacto con él, pagando las consecuencias de tu pecado. Estando fuera de la presencia de Dios muchas cosas te faltaran, (su protección, provisión, su bendición, su favor).
Recordemos a Sansón que pensó que siempre tendría el respaldo de Dios y jugo con su presencia. Jueces 16:20 dice: “Y le dijo: ¡Sansón los filisteos sobre ti! Y luego que despertó el de su sueño, se dijo: esta vez saldré como las otras y me escapare. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él”.
Sansón lo perdió todo por causa de su desobediencia y no supo que Dios ya lo había abandonado. Lo más triste fue que murió. Como creyente debes alimentar siempre esa relación, la cual te permitirá estar siempre en su presencia y poder estar seguro de su protección.