Iglesia Cristiana Hashem

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«En Integridad y Sabiduría»

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: «En camino a un avivamiento» Libro de Zacarías (Martes) y «La Iglesia impulsada por la Biblia» (Domingos)

Esperando el tiempo de Dios

Salmos 31:14-15 “Mas yo en ti confió, oh Jehová; Digo tu eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores”.

La impaciencia nos lleva a cometer errores y a hacer cosas que no están dentro de los planes que Dios tiene para nosotros. La palabra impaciencia quiere decir: intranquilidad producida por algo que no acaba de llegar. Es decir, la impaciencia trae consigo intranquilidad, la cual no es de Dios. Como hijo no puedes permitir que algo te robe la tranquilidad, la paz, el gozo que sólo encuentras en el Señor, Filipenses 4:7 nos dice: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”;  así que debes aprender a ser paciente y esperar todo en el tiempo de Dios.

Debes tener confianza en Dios. Cuando depositas tu confianza en él, todo está bajo control y es cuando puedes estar tranquilo porque él hará todo en su tiempo. Tal vez pienses que en tus manos está la salida a tus problemas y aflicciones, pero recuerda que cuando las cosas no se dan como esperas es porque Dios desea que aprendas algo o porque sencillamente aún no es su tiempo. Abraham no esperó el tiempo de Dios y se dejó convencer de Sara para tener el hijo de la promesa, mas ese no era el plan del Señor  (Génesis 16).

Esperar en el tiempo de Dios es lo más seguro que tienes. No te desesperes, ora en todo tiempo, busca de él, clama de día y de noche, pero no te intranquilices por causa de aquello que no llega, a su debido tiempo llegará. Sé que para muchos que leen hoy se preguntarán ¿hasta cuándo Dios permitirás que siga en esta prueba?, pero el salmista te recuerda en este verso “más yo en ti confío” (salmos 31:14). Hay que saber esperar en el Señor, y no en alguien o en algo. Espera en el tiempo de Dios que es perfecto. Cuando las cosas llegan en su tiempo producen gozo, alegría, y dicha. No te intranquilices por aquello que aún no llega, pídele a Dios que te dé ese gozo y esa paz para estar tranquilo y vuelvas a confiar en él. La lección para hoy es confiar en el Señor y no desesperarse.