1 Corintios 13:7 “(el amor) todo lo espera”.
El apóstol Pedro escribió a los creyentes que estaban experimentando pruebas severas. Para animarlos, el comenzó diciendo: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1Pedro 1:3).
Nuestra esperanza es una esperanza viva porque Dios es un Dios vivo. No importa lo sombría que parezca tu situación, Dios está trabajando para cumplir sus propósitos. Cuando Cristo estuvo en la cruz, parecía que el pecado finalmente había triunfado sobre la justicia. Pero la mejor hora del pecado se convirtió en su muerte cuando Cristo se levantó de la tumba como Señor de la vida y Redentor de su pueblo. “…el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).
Las pruebas y la muerte no tienen poder sobre ti. Estas simplemente te acercan más a Cristo.
Incluso cuando la fe flaquea, la esperanza viene al rescate. Es esa cuerda larga que nos mantiene vinculados a la soberanía y el poder de Dios.