Salmos 139:7 “¿a dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?”.
Muchas personas en la actualidad creen que pueden huir de la presencia de Dios. Sin importar cuál sea la razón por la cual quieren huir es literalmente imposible, pues la omnipresencia es uno de los atributos de Dios y como él está en todas partes, ¿a dónde puedes ir sin que él te vea?
Hay una historia de la cual podemos aprender y es la del profeta Jonás, quien intentó sin éxito, huir de la presencia de Dios (Jonás 1:3). La razón fue por desobediencia, pues Dios le había dado órdenes claras y él no quiso obedecer lo que Dios le había mandado.
El Señor Jesús nos dio una clave importante en Juan 14:15 que dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Cuando hacemos su voluntad y cuando nos sujetamos a él y a su Palabra estamos demostrando que le amamos. No es que Jonás no amara al Señor, pero su rebeldía muestra lo que había en su corazón en ese momento. Sin importar lo que Dios te pida hacer, no hay nada que tú hagas para huir y evitar cumplir con su propósito. Huir nunca es la respuesta, aun cuando no estés de acuerdo, debes recordar lo que dice su Palabra: “Yo se los pensamientos que tengo para ustedes, pensamientos de paz y no de mal” (Jeremías 29:11).
El huir es una acción y salida cobarde. Sigue adelante, cumple la voluntad de Dios y deja que él te guie.