Daniel 6:26-27 “De parte mía es puesta esta ordenanza: que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurara hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones”.
Esto es un preámbulo de lo que ocurrirá al final de los tiempos. Va a llegar un día en que: “en el nombre de Jesús se doblara toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confesara que Jesucristo es el Señor” (Filipenses 2:10-11). Cada persona le dará gloria a Dios; todo hombre, mujer, niño, niña que ha vivido, vive y vivirá; Todos se postraran ante él. Solo que algunos lo harán antes de ser arrojados para siempre de su presencia, en las llamas del infierno.
Por eso, el deseo de mi corazón es que tú le des la gloria hoy, cuando todavía tienes tiempo de arrepentirte de tus pecados, y hacer que el Dios de Daniel venga a ser tu Dios.
El capítulo concluye diciendo: “Y este Daniel prospero durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa” (Daniel 6:28). Podemos ver que los reinos y reyes pasan; “pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1Juan 2:17).
Nabucodonosor, Beltsasar, Darío y Ciro, todos estos reyes pasaron; pero Daniel seguía prosperando y sirviendo a Dios. El ejemplo de Daniel ha perdurado con el paso de los años; y el mismo Daniel hasta el día de hoy ha estado disfrutando de los frutos de su fe en la presencia del Dios al que sirvió fielmente a lo largo de su vida.
Querido hermano(a), anímate, aunque en ocasiones tengas que atravesar por el foso de los leones, porque así como Dios libro a Daniel, lo puede hacer contigo, no dudes en que el seguirá haciéndolo.
¡Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo! (Salmos 82:2)