Efesios 6:11 “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”.
Efesios 6:12 nos dice que tenemos una guerra diaria, la cual no es contra personas de carne y sangre. Pero qué bueno que Dios ha diseñado una armadura espiritual para protegernos.
Primeramente tienes que ceñir tus lomos con el cinto de la verdad. Si tu andas en verdad y con cuentas claras en tu vida, tienes asegurada una de las armas fundamentales para ser vencedor, Efesios 4:25 dice:” Por lo cual, desechando la mentira, hablar verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros”.
En segundo lugar tienes a la coraza de justicia, esto es lo que protege el pecho de un soldado, es símbolo de justicia, de vivir en santidad delante de Dios; Por lo tanto andar en justicia y santidad protegerá tus emociones.
En tercer lugar tienes la armadura de los zapatos, cuyo símbolo es la predicación del Evangelio, “Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz” (Efesios 6:15).
Como cuarta arma tienes el escudo de la fe para que puedas apagar los dardos del enemigo, ya que con frecuencia estos dardos pondrán en duda tu fe, puede ser una enfermedad o una crisis. Recordaras aquellos jóvenes que fueron echados al horno de fuego y dijeron: “nuestro Dios puede librarnos de este horno de fuego y él lo hará” (Daniel 3:17).
En quinto lugar está el yelmo de la salvación, este, protege tu mente para que no sea herida por los dardos del enemigo, pero, ¿por qué se le llama salvación a este casco? Es que una de las tácticas del diablo es poner en duda tu fe, que eres salvo. “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).
La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, es el arma número seis. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, el respondió con la Palabra, él dijo: “escrito esta, no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de boca de Dios” (Mateo 4:4). Cuando sientas la amenaza en la guerra espiritual, lee la Palabra de Dios y esto herirá a tu enemigo.
Por último, la oración, no se puede separar de las seis armas anteriores. Orar diariamente será el aceite que engrasara la espada y te ayudara a permanecer firme. Vivimos en una guerra espiritual diaria, Jesús dijo que el reino de los cielos solo los valientes lo arrebatan, no puedes darte el lujo de despreciar alguna de estas armas. Si usas las herramientas provistas por el Señor, te aseguro que serás más que vencedor (Romanos 8:37).