Génesis 19:26 “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”.
La mayoría de las veces nuestra desobediencia es que sabemos que hacer y simplemente no queremos hacerlo. El mandato de Dios para con Lot y su familia era por su bien y para su protección. Al final la esposa de Lot considero que lo que Dios le estaba pidiendo era algo a lo que no podía renunciar y que era mejor que lo que Dios le estaba ofreciendo.
Las consecuencias fueron claras: “escapa al monte, no sea que perezcas” (Génesis 19:17). “Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
Es como aquellos que quieren la salvación, pero quieren aferrarse a lo que este mundo tiene que ofrecer. A veces no toman enserio la orden y la dirección de Dios. Sodoma representaba para la esposa de Lot el atractivo de la comodidad, prosperidad, placeres.
Ella miró hacia atrás con anhelo a su antigua vida, aun bajo el engaño de que no valía la pena huir del pecado que ella estaba acostumbrada a tolerar; ella quería lo mejor de los dos mundos. Su decisión evidencio una falta de gratitud por la protección de Dios, por su rescate, por la provisión de un lugar seguro a donde ir.
Esta historia se parece mucho a nosotros, queremos lo que no tenemos, y no estamos agradecidos por la provisión y protección de Dios. En nuestro corazón hay un amor por este mundo. 1Juan 2:15-16 nos lo dice claramente: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo…Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo”.
Muchos hoy, sus corazones no están apegados a Dios, a la pureza, a la santidad, a la verdad. Sus corazones son atraídos como un imán al mundo, siguen siendo jalados hacia su estilo de vida que es pecaminoso y condenado a ser destruido.
La esposa de Lot renuncio a la gracia de Dios, porque él le ofreció salvación y misericordia, pero ella se resistió y no creyó. Al final, no es qué tan malo fuiste, o cuántos pecados cometiste, No. Es si creíste en el evangelio y te arrepentiste de tu pecado. Es, si, has corrido hacia Cristo por misericordia y perdón.
Muchas personas hoy en las iglesias piensan que están bien porque no están haciendo lo que hacen todas las personas fuera de la iglesia, o tal vez lo están encubriendo, pero sus corazones están divididos.
Ellos quieren la salvación, pero también quieren al mundo, sus corazones están divididos. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21), y al final mostraras si eres de la ciudad del hombre o de la ciudad de Dios. No mires atrás, no mires con anhelo las cosas del mundo, eso no es lo que necesitas, eso no te salvara. Puede parecer bueno, pero no lo es. Lo que Dios nos ofrece es verdadero y mil veces mejor que cualquier otra cosa de este mundo.