1 Corintios 13:4 “El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;”.
Generalmente pensamos que la paciencia es la capacidad de esperar o soportar sin quejarse. Pero en este versículo se refiere a ser templado, sereno o calmado. Aquel que podría tomar represalias cuando es ofendido pero decide no hacerlo.
Ese tipo de paciencia es una virtud espiritual que refleja a Dios, es parte del fruto del Espirítu (Gálatas 5:22). Pablo nos dice en Efesios 4:1-2 “os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”.
Dios mismo es el ejemplo supremo de paciencia, recordemos lo que dijo Pedro en 2 Pedro 3:9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
El amor divino nunca toma represalias, ese tipo de amor se preocupa más por los sentimientos de otros que los del mismo.
Permítele al Espíritu producir esa paciencia en ti.