Salmos 19:7-8 “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos”.
La palabra “ley”, es la palabra hebrea “Tora” que significa enseñanza. Y lo que quiere enfatizar es la naturaleza didáctica de la Palabra de Dios. David señala que esta palabra es perfecta, completa y suficiente.
Y, ¿Cuál es el efecto que produce esta Palabra en nosotros? Convierte el alma. Esta palabra “convertir” se traduce como: restaurar, transformar, revivir. Hace que el hombre retorne o sea restaurado al lugar del cual se apartó por causa de su pecado. Eso es lo que hace la Biblia, la Palabra de Dios. Solo ella puede restaurar al hombre pecador, para que este se vuelva de sus pecados a Dios.
La Palabra de Dios es el mapa que nosotros debemos de seguir para no salirnos de la ruta, ella nos traza el camino por donde debemos andar.
Muchas personas se sienten hoy día pérdidas por falta de dirección y propósito, pero la respuesta esta únicamente en la Palabra de Dios. En Hebreos 4:12 la biblia se describe como una espada de dos filos que penetra profundamente en nuestro interior y nos hace ver aquellas cosas que no están bien y que necesitan ser corregidas.
Nosotros tenemos un tesoro en nuestras manos, y no es un tesoro para ser observado. Es un instrumento de gracia por medio del cual Dios nos habla para corregirnos, para pastorearnos, para consolarnos, para reavivarnos. Querido hermano, ¿Qué tanto te estas llenando de la Palabra de Dios? La biblia no actúa de una manera mágica, es nuestro deber leer las Escrituras, estudiarla, memorizarlas, meditar en ellas.
Ese Dios glorioso que se revela en la creación y en la biblia no solo nos lleva a ver nuestro pecado, sino que se presenta a sí mismo como como aquel que puede perdonarnos, que puede librarnos de la esclavitud del pecado, y de concedernos el don de la vida eterna por medio de la fe en su Hijo Jesucristo. Hay esperanza para el hombre, y porque Dios ha hablado podemos conocer la verdad, y no vivir como mejor nos parezca. El Dios del universo se ha dado conocer y eso demanda de ti una respuesta.
No pierdas el privilegio y la oportunidad de conocer a ese gran Dios, porque de eso depende no solo una vida bienaventurada, sino también tu destino eterno.