Algo que caracterizaba al Señor Jesús, era la sinceridad y lo directo que era para decir las cosas. Él abordo muchas situaciones mientras camino aquí en la tierra. ¿Qué le responderías al Señor si te preguntara?: ¿Me amas? De seguro responderías que sí, no lo pensarías dos veces.
Lo mismo hizo el apóstol Pedro, respondió sin titubear. Pero, ¿qué implica responder afirmativamente a esa pregunta? Veamos lo que la Palabra de Dios nos enseña.
El amor es demostrativo, el amor no solo consiste en palabras, sino más bien en hechos y si realmente queremos decirle al Señor Jesús que le amamos, que mejor manera que pastoreando sus ovejas.
Nadie puede decir que ama al Señor si no ama a su prójimo, ¿verdad? Y la misma Palabra lo respalda: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).
Una vez más la Palabra de Dios nos está diciendo que el amor es demostrativo y nadie puede decir que ama al Señor si no ama a su prójimo, y aún más a su enemigo.
Demostramos amor por los demás cuando cuidamos de ellos, eso es pastorear ovejas, no es una tarea difícil, pero si bien reflexionas, tú eres el producto del pastoreo de alguien más, ya que alguien así lo hizo contigo, entonces, ¿amas realmente al Señor?