2 Corintios 4:16 “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
Los cristianos, no somos inmunes al dolor, al sufrimiento, o a las enfermedades. Pero tenemos en nuestras manos la bendita Palabra de Dios que nos permite contemplar esas cosas desde la perspectiva divina y no desde la perspectiva humana.
En este pasaje el apóstol Pablo nos dice como el veía las aflicciones que él tuvo que sufrir a lo largo de su ministerio. Pablo dice: “no desmayamos, porque el hombre exterior se va desgastando, pero el interior se va renovando día a día”. A veces en una forma que no percibimos, pero Dios está haciendo una obra en aquellos que somos sus hijos.
En 2 Corintios 4:17 Pablo dice: “porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. Pablo le llama leve tribulación momentánea al hecho de que estuvo a punto de perder la vida, y a lo que padeció por causa del ministerio. Pablo nos dice que es algo pasajero que produce un efecto eterno.
Por eso, debemos vivir la vida, no mirando las cosas que se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Dios está produciendo en nosotros el carácter de nuestro bendito Señor y salvador Jesucristo. Es por eso que Pablo nos dice: “que los cristianos andamos por fe, y no por vista” (2 Corintios5:7). No mirando las cosas que se ven, mirando más bien aquellas que no se ven, mirando hacia el futuro, mirando hacia lo que Cristo traerá consigo cuando regrese en gloria. Mirando ese carácter que está produciendo ahora en nosotros, haciéndonos cada vez más semejantes a nuestro Señor Jesucristo.
No vivamos enfocados en lo que vemos. Miremos más bien ese “eterno peso de gloria” que Dios está produciendo en nosotros a través de las aflicciones, a través de los problemas y a través de las dificultades de vivir en un mundo caído.