Isaías 40:31 “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Muchas veces el creyente llega a este estado de desesperanza y solo basta una situación adversa para abandonarlo todo y regresar a Egipto. Y es que un síntoma de sentirnos sin fuerzas es, primeramente, abandonar a Dios.
Este primer aspecto nos habla acerca de renovar nuestras fuerzas, lo cual quiere decir que en algún momento la fortaleza que poseemos se desgastará y tendremos que ir a la fuente inagotable para obtener más.
Salmos 92:10 nos habla de esa fuente y dice: “Tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo”, y no es cualquier clase de fuerza, la biblia las compara como las de búfalo, así son las fuerzas que Dios te dará. Esto implica que si Dios es la fuente, entonces debemos acercarnos confiadamente a la fuente para ser recargados.
Esperar en el Señor quizá no sea fácil, pero sí lo más seguro. ¿Qué sucede cuando depositamos nuestra esperanza en Dios? No desfalleceremos porque él es quien nos impulsa a seguir hacia adelante.
Cuando esperamos por la promesa, a través de la fe y la esperanza, Dios lo renueva todo. Hebreos 11:1 dice: “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” y si hay certeza por algo que se espera, entonces pacientemente esperaré ese cumplimiento porque será realidad.