Marcos 11:12-13 “Y luego el Espíritu le impulso al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían”.
Jesús fue tentado en el desierto, después de cuarenta días de ayuno, sin nada que comer y en medio de peligros; pero en medio de esas circunstancias tan difíciles se mantuvo en obediencia con su Padre. Por otro lado podemos ver en Génesis 3 que Adán fue tentando en el jardín del Edén con todas sus necesidades cubiertas, sin ningún peligro físico que lo acechara, y aun así peco.
A veces en medio de la prueba pudieras pensar: A nadie le pasa lo que a mí me pasa, y te sientes solo; pero eso no es así. Jesús te entiende cuando estas en medio de las pruebas y las tentaciones.
Hebreos 4:15 nos dice: “porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino que uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.
Jesús envió a su Espíritu Santo a morar en ti para fortalecerte, de tal manera que tú te puedas mantener firme y vivir agradando a Dios a pesar de los problemas. Hermano(a), se puede obedecer a Dios aun en medio de las circunstancias más difíciles.
1 Corintios 10:13 nos dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejara ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Nuestra obediencia no depende de las circunstancias; Adán peco en el paraíso, y Jesús obedeció en el desierto. No sigas culpando a tus circunstancias. Tenemos a un gran salvador que nos ha dado todos los recursos de su gracia a través de su Espíritu para luchar eficazmente contra el pecado.